Lo que esconde el agua: comentario del primer episodio de "Cromo"

Cromo, la nueva serie de la Tevé pública, cuenta una trama policial-ecológica con un triángulo amoroso formado por científicos de fondo. Cómo fue el debut.


Con planos secuencia bellísimos de los esteros del Iberá, en Corrientes, empezó Cromo, la nueva serie en la Tevé pública de los hermanos Nicolás y Lucía Puenzo, que despertó expectativas en la ficción argentina de los últimos meses. Así, con este primer capítulo se plantó la base de lo que será la historia: un thriller científico-ecológico que se desarrollará en paisajes emblemáticos del país. Como parte del atractivo, la verosimulitud en el rigor científico está custodiada por profesionales del Conicet.


El tiempo es uno solo en este primer episodio (aunque en los próximos habrá flashbacks, tal cual se adelantó) y los espacios de la narración son tres, en los que se reparten los personajes claves.

En Corrientes está Valentina (Emilia Attias), científica que recorre sola en una lancha los esteros buscando muestras de agua y plantas en una zona contaminada. Si bien ella trabaja en un laboratorio, con compañeros, queda en claro que la investigación de esas muestras es cosa suya. No confía en quienes la rodean, excepto en un lugareño (Alberto Ajaka), que asegura que quienes no quieren que ella indague son responsables de un problema de salud de su hija. El laboratorio, por cierto, tiene alguna vinculación con una curtiembre de la zona.

Buenos Aires es el otro punto del mapa de la historia. Allí está Nina, estudiante en la Universidad, a quien Valentina le envía esas muestras, con el pedido expreso de confidencialidad. Nina vive con su padre, Víctor Anganasi, un empresario exitoso que en este primer envío se dedica a dar una charla a los compañeros de la universidad de su hija, en la que habla de la responsabilidad ecológica de las grandes compañías. “Se pueden cuidar el agua y la tierra”, asegura. Y desde el vamos, intuimos que este será un personaje que generará suspicacias.

El tercer espacio es la Antártida. Allí, en Base Marambio, están Diego (Guillermo Pfening), marido de Valentina, y Simón (Germán Palacios). Ellos son amigos, colegas y camaradas acostumbrados a estar juntos y solos en expediciones como esta, en la que las inclemencias del tiempo son una dificultad pero también un desafío para sus intereses científicos.

El quiebre de este primer capítulo se da con la muerte de Valentina. Sin golpes bajos (de hecho, con reacciones bastante tibias de parte de sus seres queridos), la aparición del cadáver de la mujer, asesinada en extrañas circunstancias, desencadena las dos incógnitas de la trama: ¿Quién la mato y qué estaba por descubrir? ¿Qué clase de relación tenía con su marido y, sobre todo, con su amigo?

Cromo da pie así a una intriga sentimental y policial, y según se vio en su debut, tendrá sus marcas de identidad: la elección de planos generales que muestran a hombres y mujeres siempre en el marco del espacio natural (hay muy pocos primeros planos que acerquen a los personajes) y un ritmo narrativo a tono con la musicalización litoraleña de las escenas. Habrá que ver si ese ritmo y esas tramas logran captar al espectador.

Fuente: http://vos.lavoz.com.ar

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