EMILIA ATTIAS: “En el amor soy salvaje y punk”

Renovada, con el pelo cortísimo y platinado, viajó al Valle de la Luna para grabar el trailer de la novela Minou, su opera prima como actriz, guionista y productora. Al mismo tiempo, se afianza como una de las más firmes candidatas a ganar el Bailando por un sueño. Lejos de toda polémica, desarrolla una vida mística: visita a chamanes que limpian su aura y busca armonía entre maestros de reiki. Aunque advierte: “Si tocás mi mundo, me transformo en una leona”.

“En el amor soy muy rebelde, salvaje y transgresora. Siempre hice lo que sentí... ¿No entendés? Pensá lo que quieras”.

Cambio de look

A lo largo de su carrera, Emilia fue mutando su imagen. Su peinado más radical fue el último, cuando cubrió su cabeza de rastas. El miércoles 22, después de dos años de llevarlas, decidió quitárselas. Y se entregó mansa a las manos de Alvaro, capo creativo de Cool Cuts. ¿El resultado? El pelo bien cortito y platinado, en sintonía con el papel de Minou (nombre familiar que usan para llamar a los gatos).

Una estrella y la Luna

Emilia bautizó su primera producción con el apodo que le puso su madre cuando era niña: Minou. En el Parque Provincial Ischigualasto grabó las primeras tomas, bajo la supervisión del Turco Naim.


No es que se haya vuelto mística de un día para el otro. Lleva mucho tiempo estudiando la kabbalah. Con frecuencia visita a un chamán que limpia su aura. Y tiene también un maestro experto en reiki, que la armoniza. Cree fervientemente que todos somos energía, que tenemos un ritmo de vibración propio. Conoce, además, el calendario maya.

–¿También cree que en el 2012 llegará el fin del mundo?
–No, yo no lo interpreto como una catástrofe. Pero no tengo dudas de que en el 2012 va a comenzar una nueva etapa para la Humanidad. Y se van a salvar los que puedan tener una vida espiritual más desarrollada. Los otros van a sufrir. El planeta vibra a una sola frecuencia y nosotros también podemos tener nuestra propia vibración. Estamos en los últimos años antes del cambio y somos energía, consciente e inconsciente. Tenemos que aprender a dejar de pelearnos con nosotros mismos y con los demás.

Quizá sea el marco de la entrevista: el imponente Parque Provincial Ischigualasto. Algo hizo que la charla, que pretendía repasar su intachable recorrido por Bailando por un sueño y sus proyectos futuros, de pronto se volcase hacia un plano espiritual. Pero a la hora de trabajar, Emilia Attias (23) mantiene los pies firmes sobre la Tierra. Llegó al Valle de la Luna, en San Juan, para grabar el trailer de Minou, una telenovela que escribió y produce junto a su marido, Naim Sibara (44). El equipo lo completa una amiga llamada Denise del Pino. Los tres fundaron la productora Siamés. Explica Emilia: “Me encantan, me identifico con los gatos siameses. Me parecen poderosos. Además, el gato es un animal cabalístico: da poder y atrae a la suerte. Te protege de la mala energía, rebotándola. Por eso la productora se llama así”.

–¿Todo en su vida depende de la energía?
–Sí, porque todo es energía. Minou es energía pura. Por eso decidimos grabar en un centro con tanta vibra como el Valle de la Luna. Nosotros somos muy profesionales y místicos en nuestra vida.

–¿Cuándo sintió el deseo de armar su propia productora?
–Siempre. Con Naim teníamos muchas propuestas laborales interesantes, pero decidimos desarrollar la historia de Minou. Y, como siempre soñamos con producir nuestros propios proyectos, creamos Siamés. No lo hacemos por el mango: priorizamos la calidad y la armonía a la hora de producir.

–Sigue el camino de Cris Morena.
–No, es diferente. No tenemos muchas ambiciones: sólo queremos producir nuestros deseos, elegir nuestros papeles. Naim, aunque también va a actuar, está mucho en el campo de filmación. Y yo me ocupo de escribir las canciones, del vestuario y de actuar.

–Entre Bailando... y Minou, ¿siente que descuida su vida?
–Estoy a full. Quizá me descuide un poco a mí misma. Tengo los ojos rojos por el cansancio, porque en los últimos días dormí tres horas. Pero cuando llego a casa me pongo las cremitas en la cara, porque quiero estar bella. Me importa mi imagen. Si bien nunca tuve un hijo, con esta producción siento que estoy pariendo algo muy mío.

–Parece que siempre quiere evitar las polémicas. Pero cuando dijeron que atravesaba una crisis en su matrimonio, salió a defender su pareja como una leona.
–Sí, yo soy un gatito... Pero cuando tocás mi mundo, me convierto en una leona. Me duele que hablen mal de la persona que amo. Yo estoy en un programa con muchos puntos de rating y soy cuidadosa con lo que digo. No me gusta exponer mi carrera con escándalos. Pero necesité salir a hablar en el programa de Marcelo Tinelli para estar bien.

–¿Qué pasó exactamente?
–Mintieron. Dijeron que Naim estaba celoso de mi trabajo, tirado en la cama, deprimido. Contaron que estábamos viviendo una crisis tremenda porque él estaba desocupado. ¡Me da mucha bronca! Naim es el primero que me apoya en mi carrera. No para de trabajar y se despierta todos los días con una sonrisa. Los dos estamos seguros de nuestros sentimientos, sabemos lo que nos amamos. Te voy a contar una intimidad: antes de dormirnos siempre fantaseamos con las cosas que vamos a hacer cuando tengamos un hijo. Lo que más queremos es tener una casita con parque.

–¿Por qué no pasan a la acción, entonces? ¿No la entusiasma la idea de ser madre pronto?
–Tengo muchas ganas... ¡pero hay tanto trabajo por delante! Aunque no quiero que se me pase la vida sin tener hijos, porque con Naim somos muy familieros. Con tanto amor, ¿cómo no enojarme cuando inventan estupideces?

–¿Quiere descargarse? ¿Acaso necesita devolver alguna agresión al jurado de Bailando por un sueño? Haga catarsis... Le cedo unas líneas en GENTE.
–No, gracias. Yo tengo una energía muy alegre y siempre busco lo bueno de las personas. No los conozco tan profundamente para juzgarlos. Ellos están participando de un show. No me tomo de manera personal las cosas que me puede llegar a decir un jurado de un programa de televisión.

–Evidentemente, este Bailando... es el más agresivo.
–Pero no todo lo que se dice es verdad. Es un gran show, el mejor reality de la televisión. Como todos los programas hablan del Bailando..., parece que los participantes vivimos adentro de la pantalla. Yo disfruto mucho de bailar, pero sólo salgo de mi camarín para ir a la pista. No doy vueltas por los pasillos. Tampoco miro ShowMatch todos los días. ¿Cómo me entero de lo que pasa? Imposible no saberlo: ¡si todo el país habla del programa...! Te aclaro que no tengo problemas con los famosos, y tampoco con los soñadores. Se puede pasar por el show sin escándalos. Eso sí: me encantaría estar entre las cuatro finalistas.

–Es una persona muy espiritual. ¿Y cómo es en el amor?
–Salvaje y punk. Porque mi carrera nunca estuvo orientada a ser un sex symbol. Vivo haciendo fotos sensuales, aunque siento que nunca mostré de más. Además, no me gusta posar con cara de “comeme”... Prefiero jugar a la inocente, a la gatita. Quizá sea por eso que tengo mucha complicidad con las mujeres, que nunca me vieron como una rival. Ellas me respetan y me quieren. Destacan que me casé con el hombre que quise y no con el que “tendría” que haberme casado. Nunca especulé con eso. Amo a mi hombre.

–Insista, ¿por qué se considera una amante “punk”?
–Porque soy muy rebelde, salvaje y transgresora. Siempre hice lo que sentí. Pensá lo que quieras.

–¿Qué hace para estar mejor?
–Trato de eliminar el individualismo, ser solidaria. Para estar bien armonizada, voy al reikista y al chamán. Cuando estoy muy acelerada hago ejercicios de respiración. Eso me hace bajar el aire cardíaco y me permite priorizar mi felicidad.

Por Pablo Procopio. Fotos: Santiago Turienzo.

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