Fabián Forte habla sobre su nuevo film 'El muerto cuenta su historia'
Pronto a estrenar la comedia fantástica 'El muerto cuenta su historia', en Cinepapaya tuvimos la posibilidad de entrevistar a su director Fabián Forte.
-Además de dirigir te caracterizas por escribir guiones sólidos y originales. ¿Cómo nace la trama de tu último film El muerto cuenta su historia?
Gracias por lo de originales! El motor se encuentra en mi pasión por el cine de género de los ochenta y por el subgénero "vampiros". Con Nico Britos, el co guionista, quisimos salir de lo habitual y desarrollamos una historia que habla de un posible matriarcado sobre unos seres llamados las Baobhan Siths, cercanas a las banshees, provenientes de la mitología celta. Ellas seducen y esclavizan hombres impuros que atentan contra el género femenino. A esta idea fantástica le sumamos el engranaje "cotidiano": quienes y como son estos hombres machistas, que hicieron y porque hay que esclavizados. Ángel, el protagonista, es misógino y aprovecha el lugar de poder que le ha dado su profesión. Trata a las mujeres como objeto. Es mentiroso, calculador, manipulador y se muestra cómodo con estas reglas, manteniendo una doble vida que afecta a su familia. En este contexto, la historia, nos permitió jugar con resortes propio del género y también criticar de manera irónica el machismo...y porque no al feminismo. Intentamos que el humor siempre sea un leit motiv. La ironía está presente en la mayoría de mis trabajos y, junto a Nico, nos sentimos cómodos con ella, encontramos el tono apropiado.
-Parece que en El Muerto cuenta su historia las mujeres dominan la escena. ¿Cómo fue el proceso de selección del elenco?
Al proceso de selección lo desarrollo en mi mente, sin necesidad de castings, a menos que sea un personaje determinado como el caso de Antonella, la hija del protagonista. Para encontrarla hice un casting de seis niñas, que me habían recomendado. Y así conocí a Fiorela Duranda, una pequeña gran actriz con una prometedora carrera. El trío de las vampiras, Emilia Attias, Viviana Saccone y Julieta Vallina, surgió de haber trabajado con ellas en otras producciones. Viviana es alguien a quien admiro su ductilidad y sensibilidad, y la tenía en mente desde que el proyecto cobró vida, al igual que Emilia, con quien ya habíamos compartido el rodaje de Contrasangre, donde yo oficiaba de asistente de dirección. Con Vallina me pude dar el gusto de trabajar tras verla en diversas obras teatrales, me hice fan de su labor. Moro Anghileri fue la protagonista de mi anterior película La corporación, nos tenemos confianza y ambos sumamos a la hora de crear sobre lo establecido en el guion. Moro es muy intuitiva, orgánica y siempre logra mejorar y dimensionar su personaje. El resto del elenco femenino como Vero Schneck o Pipi Onetto son actrices de trayectoria teatral, con amplia experiencia. Soy un amante del teatro y gracias al mismo descubro artistas de suma calidad y versatilidad.
No quiero cerrar la pregunta sin nombrar a Diego Gentile y Damián Dreizik, los protagonistas masculinos. Ambos han logrado una gran dupla. Diego fue un hallazgo para mí, nunca había trabajado con él y nos entendimos a la perfección. Es certero y sensible. En el caso de Damián, siempre lo tuve en mente a la hora de escribir el guion. El personaje de Eduardo llevaba su imagen y tuve la suerte de contar con su presencia. Damián maneja el humor como pocos, y al ser autor aportó ideas que sumaron.
-¿Como ves al cine de género en nuestra región?
Creo que el cine latinoamericano nutre al cine de género con nuevos caminos, a través de sus culturas, sus costumbres, su sangre, sus pasiones. Los festivales demuestran que nuestro cine crece y aporta grandes propuestas de género, muchas con poco que envidiarle a las grandes producciones. En varios casos la creatividad le gana a los productos que se exceden en producción, y allí radica la fuerza del cine de nuestra región. En Argentina, en estos últimos seis años se realizaron tanto de manera oficial (a través del INCAA) como independiente, diversas películas de género que han tenido un recorrido internacional a través de festivales. Hay mucho talento detrás de cada historia. Nuestra lucha está puesta en el presupuesto para poder rodar la película, y el desafío es lograr un producto que pueda competir con referentes que vienen de una industria fuerte y millonaria como es Hollywood, el cine que domina al mercado.
Hacer cine no es fácil. Hacer cine de género es aún más complejo. Hay muchos puntos a tener en cuenta y no solo de estructura de guion y códigos propios del género, sino tienen que ver con recursos económicos, efectos digitales o make ups por ejemplo, además de generar confianza con quienes se comprometen en el proyecto: inversores, productores, elenco. Es un terreno poco explorado en nuestro país que tiene un pasado de cine más social, costumbrista. El género que hemos mamado del cine extranjero, y que en la literatura argentina ha estado más presente, hoy aparece con fuerza y son muchas las películas que se realizan de terror, gore, fantásticas o ciencia ficción. Siempre se ha buscado un espacio para que cobren vida, los realizadores encontramos la vuelta para hacerlas. Hay mucho por descubrir, nuestro desafío como autores /directores es encontrar un cine propio, de nuestro país y crear historias nuevas y diversas, como también lograr productos de calidad y masivos, fuertes a la hora de la competencia en el mercado.
- Esta es nuestra pregunta Cinepapaya: ¿Tenes nuevos proyectos?, de ser así ¿nos podes adelantar algo?
Tengo varios, me encuentro esperando a ver cómo avanzan. Uno de ellos es una película dramática, con mucha ironía, llamada Rugby, adaptación de una novela de Manuel Soriano, co-dirigida con Gustavo Garzón. Otro proyecto vinculado con el género es Cosa e Mandinga, un guion que escribí hace unos años atrás y al cual le tengo mucho cariño; y la adaptación de un cómic nacional llamado Vitamina Potencia. Una hermosa historia con luchadores de catch como protagonistas, la cual dirigiré con Nicanor Loreti. Hay más historias dando vuelta, pero aún están en proceso.
Fuente: https://www.cinepapaya.com
-Además de dirigir te caracterizas por escribir guiones sólidos y originales. ¿Cómo nace la trama de tu último film El muerto cuenta su historia?
Gracias por lo de originales! El motor se encuentra en mi pasión por el cine de género de los ochenta y por el subgénero "vampiros". Con Nico Britos, el co guionista, quisimos salir de lo habitual y desarrollamos una historia que habla de un posible matriarcado sobre unos seres llamados las Baobhan Siths, cercanas a las banshees, provenientes de la mitología celta. Ellas seducen y esclavizan hombres impuros que atentan contra el género femenino. A esta idea fantástica le sumamos el engranaje "cotidiano": quienes y como son estos hombres machistas, que hicieron y porque hay que esclavizados. Ángel, el protagonista, es misógino y aprovecha el lugar de poder que le ha dado su profesión. Trata a las mujeres como objeto. Es mentiroso, calculador, manipulador y se muestra cómodo con estas reglas, manteniendo una doble vida que afecta a su familia. En este contexto, la historia, nos permitió jugar con resortes propio del género y también criticar de manera irónica el machismo...y porque no al feminismo. Intentamos que el humor siempre sea un leit motiv. La ironía está presente en la mayoría de mis trabajos y, junto a Nico, nos sentimos cómodos con ella, encontramos el tono apropiado.
-Parece que en El Muerto cuenta su historia las mujeres dominan la escena. ¿Cómo fue el proceso de selección del elenco?
Al proceso de selección lo desarrollo en mi mente, sin necesidad de castings, a menos que sea un personaje determinado como el caso de Antonella, la hija del protagonista. Para encontrarla hice un casting de seis niñas, que me habían recomendado. Y así conocí a Fiorela Duranda, una pequeña gran actriz con una prometedora carrera. El trío de las vampiras, Emilia Attias, Viviana Saccone y Julieta Vallina, surgió de haber trabajado con ellas en otras producciones. Viviana es alguien a quien admiro su ductilidad y sensibilidad, y la tenía en mente desde que el proyecto cobró vida, al igual que Emilia, con quien ya habíamos compartido el rodaje de Contrasangre, donde yo oficiaba de asistente de dirección. Con Vallina me pude dar el gusto de trabajar tras verla en diversas obras teatrales, me hice fan de su labor. Moro Anghileri fue la protagonista de mi anterior película La corporación, nos tenemos confianza y ambos sumamos a la hora de crear sobre lo establecido en el guion. Moro es muy intuitiva, orgánica y siempre logra mejorar y dimensionar su personaje. El resto del elenco femenino como Vero Schneck o Pipi Onetto son actrices de trayectoria teatral, con amplia experiencia. Soy un amante del teatro y gracias al mismo descubro artistas de suma calidad y versatilidad.
No quiero cerrar la pregunta sin nombrar a Diego Gentile y Damián Dreizik, los protagonistas masculinos. Ambos han logrado una gran dupla. Diego fue un hallazgo para mí, nunca había trabajado con él y nos entendimos a la perfección. Es certero y sensible. En el caso de Damián, siempre lo tuve en mente a la hora de escribir el guion. El personaje de Eduardo llevaba su imagen y tuve la suerte de contar con su presencia. Damián maneja el humor como pocos, y al ser autor aportó ideas que sumaron.
-¿Como ves al cine de género en nuestra región?
Creo que el cine latinoamericano nutre al cine de género con nuevos caminos, a través de sus culturas, sus costumbres, su sangre, sus pasiones. Los festivales demuestran que nuestro cine crece y aporta grandes propuestas de género, muchas con poco que envidiarle a las grandes producciones. En varios casos la creatividad le gana a los productos que se exceden en producción, y allí radica la fuerza del cine de nuestra región. En Argentina, en estos últimos seis años se realizaron tanto de manera oficial (a través del INCAA) como independiente, diversas películas de género que han tenido un recorrido internacional a través de festivales. Hay mucho talento detrás de cada historia. Nuestra lucha está puesta en el presupuesto para poder rodar la película, y el desafío es lograr un producto que pueda competir con referentes que vienen de una industria fuerte y millonaria como es Hollywood, el cine que domina al mercado.
Hacer cine no es fácil. Hacer cine de género es aún más complejo. Hay muchos puntos a tener en cuenta y no solo de estructura de guion y códigos propios del género, sino tienen que ver con recursos económicos, efectos digitales o make ups por ejemplo, además de generar confianza con quienes se comprometen en el proyecto: inversores, productores, elenco. Es un terreno poco explorado en nuestro país que tiene un pasado de cine más social, costumbrista. El género que hemos mamado del cine extranjero, y que en la literatura argentina ha estado más presente, hoy aparece con fuerza y son muchas las películas que se realizan de terror, gore, fantásticas o ciencia ficción. Siempre se ha buscado un espacio para que cobren vida, los realizadores encontramos la vuelta para hacerlas. Hay mucho por descubrir, nuestro desafío como autores /directores es encontrar un cine propio, de nuestro país y crear historias nuevas y diversas, como también lograr productos de calidad y masivos, fuertes a la hora de la competencia en el mercado.
- Esta es nuestra pregunta Cinepapaya: ¿Tenes nuevos proyectos?, de ser así ¿nos podes adelantar algo?
Tengo varios, me encuentro esperando a ver cómo avanzan. Uno de ellos es una película dramática, con mucha ironía, llamada Rugby, adaptación de una novela de Manuel Soriano, co-dirigida con Gustavo Garzón. Otro proyecto vinculado con el género es Cosa e Mandinga, un guion que escribí hace unos años atrás y al cual le tengo mucho cariño; y la adaptación de un cómic nacional llamado Vitamina Potencia. Una hermosa historia con luchadores de catch como protagonistas, la cual dirigiré con Nicanor Loreti. Hay más historias dando vuelta, pero aún están en proceso.
Fuente: https://www.cinepapaya.com
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