#EMILIA


Cómo sus diversas dimensiones, mamá y artista, han inspirado su vida y la llenan de pasión y sabiduría. Sus opiniones sobre la felicidad, los desafíos y el poder.

Texto Regina Agurto

Es la mañana de un viernes soleado en Buenos Aires, luego de una noche de tormenta. El arcoíris está encima. Emilia Attias llega al estudio libre, sonriente y con una luz propia. Tiene un saco sastrero gris, una remera negra, unos jeans y unas zapatillas. En poco tiempo mira los looks que el equipo armo para ella y se prepara para el shooting. Mientras la maquillan y la peinan, nos sentamos frente al espejo para entrevistarla. Antes de empezar, deja el teléfono celular encima de la mesa, objeto indispensable para una madre que tiene a una hija pequeña.


¿Cómo fue ese giro tan grande, de ser independiente, a pasar a ocuparte de una bebé?
Al principio es muy caótico porque es un gran peso ser madre. Te replanteas muchas cosas, desde la mujer que sos, hasta la mujer que querés ser para tu hija. La educación empieza por el ejemplo. La llegada de un hijo te moviliza un montón y te hace crecer mucho. Tomás más conocimiento de tus debilidades y de tus fortalezas. Después de estar tranquila en ese cambio, en esa revolución que es ser mamá o papá, volver a poder a enfocarte también en vos, en tus proyectos, en tus trabajos y seguir evolucionando. Cuando una es madre, ¡los malabares que uno tiene que hacer! Realmente te volvés una persona con más capacidad y eso te hace sentirte completo.

Como lo habrás notado, los bebés quieren hacer todo lo que ven a otros hacer.
Mi hija es genial. Es muy inteligente. Iba al pediatra, le decía que Gina era sobrenatural y me miraba con cara como diciendo: “qué madre babosa”. Los chicos en esta generación vienen como un poquito súper dotados. Pero yo pensé que era solo mi hija, ese fue mi tema.

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#EMILIA
Cómo sus diversas dimensiones, mamá y artista, han inspirado su vida y la llenan de pasión y sabiduría. Sus opiniones sobre la felicidad, los desafíos y el poder.

Texto Regina Agurto

Es la mañana de un viernes soleado en Buenos Aires, luego de una noche de tormenta. El arcoíris está encima. Emilia Attias llega al estudio libre, sonriente y con una luz propia. Tiene un saco sastrero gris, una remera negra, unos jeans y unas zapatillas. En poco tiempo mira los looks que el equipo armo para ella y se prepara para el shooting. Mientras la maquillan y la peinan, nos sentamos frente al espejo para entrevistarla. Antes de empezar, deja el teléfono celular encima de la mesa, objeto indispensable para una madre que tiene a una hija pequeña.

¿Cómo fue ese giro tan grande, de ser independiente, a pasar a ocuparte de una bebé?
Al principio es muy caótico porque es un gran peso ser madre. Te replanteas muchas cosas, desde la mujer que sos, hasta la mujer que querés ser para tu hija. La educación empieza por el ejemplo. La llegada de un hijo te moviliza un montón y te hace crecer mucho. Tomás más conocimiento de tus debilidades y de tus fortalezas. Después de estar tranquila en ese cambio, en esa revolución que es ser mamá o papá, volver a poder a enfocarte también en vos, en tus proyectos, en tus trabajos y seguir evolucionando. Cuando una es madre, ¡los malabares que uno tiene que hacer! Realmente te volvés una persona con más capacidad y eso te hace sentirte completo.

Como lo habrás notado, los bebés quieren hacer todo lo que ven a otros hacer.
Mi hija es genial. Es muy inteligente. Iba al pediatra, le decía que Gina era sobrenatural y me miraba con cara como diciendo: “qué madre babosa”. Los chicos en esta generación vienen como un poquito súper dotados. Pero yo pensé que era solo mi hija, ese fue mi tema.



¿Qué mensaje te gustaría que tenga Gina muy claro?
No la voy a criar con ningún tabú. El mundo es hermoso y también puede ser demoníaco, pasan cosas horrorosas. Y no quiero que ella no lo sepa y que solamente se entere cuando le pase. Voy a ser una mamá muy consciente de eso, decirle: “mirá te pueden pasar ciertas cosas, y tenés que reaccionar de cierta manera”. Sobre todo sabiendo que su cuerpo es de ella, que sus decisiones son de ella y que no pueden ser transgredidas por nadie. Y que si es así, se retire, que me lo cuente, que me haga partícipe, que no tenga miedo, vergüenza. Ella es dueña de su libertad. Que siempre sea una persona libre, una persona de amor que construya paz.

En estos tiempos, el rol de la mujer ha cambiado muchísimo. Para vos ser mujer hoy día, ¿qué significa?
La mujer está puesta como una imagen perfecta, que todo lo puede y no necesita ayuda de nadie. Hoy se están igualando más las cosas, hay un sentido más de compañerismo del hombre como para la mujer, ayudándola en las cosas que verdaderamente necesita. Se convergen dos modelos, el antiguo y el nuevo para crear un nuevo modelo de igualdad.

¿Qué mensaje le darías a la mujer de hoy en día?
No hay que callarse más, hay que tener la valentía para decir lo que uno necesita para ser más felices. Hay cosas que todavía tienen que seguir cambiando. Y ¿Qué es lo que ayuda a que eso cambie? Que la mujer se anime, que apueste a la revolución que hay, a la revolución de la paz y de la liberación, hablando.

La mujer tiene que saber que es libre y tiene que apropiarse de esa libertad. ¡Hablá! ¡no te calles!

Estás rodeada de gente estimulante siempre ¿Tenés alguna inspiración, o hay algún modelo que te inspire?
Me inspiro con muchas cosas: con la naturaleza, con gente que concreta sus sueños, con gente que habla con valentía y que rompe moldes. Me inspiro con gente que hace el bien social sin nada. Observo como la naturaleza se equilibra sola, como los animales se manejan en las manadas. Hay cosas que hay que observar de la naturaleza para entender nuestro propio desequilibrio.

¿Cómo te describirías? ¿Cuál es tu esencia?
Soy bastante cercana, natural, no impuesta y me pa- rece bien que uno sea así como referente público. La mujer que soy, es una mujer liberada, autónoma, fuerte, independiente, sensible por que puedo decir lo que necesito, puedo construir libre algo que necesito y que me haga feliz.

¿En dónde encontras tu felicidad?
Yo encuentro mi felicidad en las cosas más simples de la vida, en los afectos, en mi casa, en los animales, cuando estoy en contacto con la naturaleza, con el ocio creativo y el disfrute de irme de viaje. Me gusta viajar porque me gusta estar un poco afuera de mi mundo. Me gusta salirme de mi realidad para estar conectada con otra cosa. También me da mucha felicidad otras cosas que tienen que ver con el mismo sistema del cual amo formar parte. Me hacen muy feliz mis logros personales y mi auto superación. Me hace muy feliz ser buena mamá e ir mejorando. Ser una persona capaz de seguir manteniendo un vínculo sano con mi pareja.

Empezaste a trabajar desde muy chica. ¿Tenés algún recuerdo de alguien que te ayudara a afrontar tal desafío?
Siempre fui como muy independiente de adolescente. Pero en muchos momentos críticos me he sabido manejar muy bien por la educación que me dio mi madre. Cuando te sucede una situación y supiste cómo resolverlo fue porque tuviste un ejemplo de alguien que lo resolvió muy bien, tenés esa herramienta y no lo sabías. Esa seguridad en mi misma que me lo han trasmitido.

Leé más de @emilia_att en nuestro número de verano.

Fotos: Fernando Jacobi
Estilismo: Francisco Arrechea Martínez
Maquillaje: Micaela Roza @ Frúmboli Estudio con productos Lancôme
Pelo: Sergio Bertran @ Bertran Hair

Fuente: Revista Numeral Post

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