“El ambiente de la tele atenta contra las parejas”



Intima
Emilia en el living de su casa, en Núñez. ¿Su lectura? Poesías completas, de Edgar Allan Poe. “Si bien vivo mi carrera con mucho vértigo, en mi casa tengo un oasis de paz”, asegura.



Cocina turca
Mientras Emilia hacía la entrevista, El Turco se encargó de la cocina. Naim preparó una receta familiar en base a pollo, a la que llamó “Ave a la Gran Sibara”. Después, con la ayuda de su mujer, hizo guacamole. La cena estuvo lista a las cinco de la tarde... ¡antes que la merienda!



Luz, cámara... ¡acción!

El martes 6 de abril, Emilia Attias debutará por la pantalla de El Trece con Re.creo en vos (de lunes a viernes, de 18:30 a 20 horas). Dice Emilia: “Es un programa lleno de vida, en un estudio gigante con muchos juegos y tribuna con público. Tiene mucho baile y canciones”. La artista de Multitalent Agency cuenta con un equipo de 12 chicos, que la acompañan en sus coreografías. Además ellos atienden el bar Re.creo, que queda en el barrio de Palermo, donde el público puede ir a comer e interactuar con los chicos. Los tapes grabados allí serán presentados bajo forma de reality. Cada semana habrá un auto 0 Kilómetro en juego. Re.creo en vos es un programa de Mandarina, la productora de Mariano Chihade (pareja de Mariana Fabbiani, claro).


Muy enamorada, a los 22 años se casó con el hombre menos pensado. Hoy, tres meses después de su boda con Naim El Turco Sibara, la artista de Multitalent asegura: “El matrimonio le aporta magia a la pareja”. Aunque advierte que el mundo del espectáculo es un ambiente hostil para las relaciónes estables. Y dispara una nueva polémica: “En este medio hay que tener cuidado, porque parece que está todo permitido”. Mientras prepara el lanzamiento del programa Re.Creo en vos, abre las puertas de su intimidad y confiesa: “En una situación extrema, le puedo pegar una piña a otra mina”.



Naim El Turco Sibara (43) está en la cocina. Hace unos minutos puso tres pechugas de pollo en el horno. Ahora revolea con maestría una sartén cargada con hongos. Recién son las cinco de la tarde. A este ritmo, la cena va a estar lista antes que la merienda. ¿Acaso importa? “Venimos con los horarios un poco cambiados”, dirá más tarde. El menú del día: “Ave a la Gran Sibara”. Huele bien.La señora Emilia Attias de Sibara (23) está recostada en un sillón del living, con los pies descalzos. Viste blusa holgada y pantalón ajustado. Y, mientras lee un libro de poesías de Edgar Allan Poe, sostiene una taza de té verde. Detalle imperdible: algunos poemas están corregidos con lápiz negro... ¡por el mismísimo Naim! “No me gusta la traducción; creo que está mal hecha”, se defiende.La puerta de calle está abierta. Completamente, de par en par. Cualquier vecino curioso del barrio de Núñez puede espiar en la intimidad del matrimonio Sibara. Desde la vereda, sin hacer demasiado esfuerzo, sin siquiera estirar el pescuezo. ¡Se supone que los artistas son celosos de su intimidad! Pero Emilia dice que no hay nada que ocultar. “¿Qué van a descubrir? Acá pasa lo mismo que en la casa de cualquier otro matrimonio joven”, insiste. Por eso, al principio de la entrevista hablamos de su nueva vida como “la señora de Sibara”.
–¿Cómo resultó la vida de casada, Emilia?
–¡Estoy tan feliz...! La recomiendo totalmente. Si bien con Naim convivíamos antes de casarnos, hoy siento que todo es más lindo. Cuando vos estás tan enamorada, esta alianza significa mucho: el matrimonio le da mucha más magia a la pareja. Nuestro casamiento nunca fue un objetivo: fue una consecuencia. ¡Si nunca habíamos pensado en casarnos...! Siento que renovamos nuestros votos de amor, que apostamos a estar juntos para siempre. Tenemos un proyecto de vida juntos. A ver... Te lo digo a la antigua: hay una persona que me pertenece, a la que yo también le pertenezco. No estoy sola en la vida.
–¿Piensan tener hijos pronto?
–Nos encantaría, pero hoy estamos muy dedicados a laburar. Quizá después generemos un espacio para tener un hijo. En realidad, no quiero planearlo demasiado, porque siento que le quita la magia. Si cae, cae.
–Tu marido ya está en edad.
–(Interrumpe) Naim tiene 43 años, pero no corremos por ese lado. La edad jamás jugó un papel importante para nosotros. No especulamos con eso. Yo siempre dije que quería ser madre joven, y lo voy a ser. Pero todavía tengo tiempo.
–¿Sos celosa?
–Lo normal. En lo laboral nos respetamos bastante. Sabemos cómo es el trabajo de cada uno: él se banca si tengo escenas de besos, yo aprendí a verlo sobre el escenario rodeado de chicas en bikini... Lo que menos celos me da es lo que pueda pasar arriba de un escenario. Soy más cuida cuando se corta la escena: me preocupa si sigue la onda o la chica se pone densa. Pero con Naim somos especialmente obsesivos en cuidarnos.
–¿Cómo se cuidan de los celos? ¿Acaso es posible?
–Hacemos lo imposible para no darle al otro motivos para que se ponga celoso. Este medio, el del espectáculo y la televisión, es muy jodido para las parejas. Si hacés una escena con un pibe... a ver, te explico: cuando se corta la escena... (piensa) ¿Viste que en este medio parece que está todo permitido? Frente a cámaras y en camarines también. Eso desgasta mucho a la pareja. Nosotros planteamos una relación muy cordial y muy profesional con nuestros compañeros de trabajo. Una relación muy copada, pero con un límite normal, para que no se malinterpreten las cosas. Ojo, no soy una loca: planteo límites normales. Si deformás un poco eso, quizá se va todo la m... Con Naim siempre fuimos muy prolijos en ese tema. Así, de esa manera, brindás seguridad a la persona que tenés al lado.
–¿Cómo llegaron a ese acuerdo?
–Nunca pasamos nada difícil. Pero tengo recuerdo de haber hablado de este tema en la cama, de decir: “Tenemos que ser muy pilas, estar muy unidos, acompañarnos mucho, entendernos...”.
–Siempre tenés la opción de defender tu pareja a los golpes. Ya es una tendencia en el mundo del espectáculo.
–(Ríe) Mirá: si me llevás a una situación extrema, soy capaz de pegarle una piña a una mina. Soy muy celosa. No me provoquen. Pero, por ahora, uso los celos como juego en mi pareja.
–¿Los hombres respetan la alianza?
–Me dicen muchas cosas por la calle. Pero como todos saben que estoy casada con el Turco, nadie me hace una propuesta concreta.
–¿Nunca te llamó un futbolista?
–Jamás, por suerte. Lo juro.
–¿Conocés Esperanto?
–Nunca fui. Sólo por lo que dicen en los medios.
–En estos siete años de fama, ¿qué fue lo peor que dijeron o escribieron de vos?
–Nada grave. Alguna vez me inventaron que estaba en crisis con mi marido. Y cuando recién empezaba a salir con Naim dijeron que estaba manteniendo un romance por otro lado. No fue divertido, pero fue algo muy efímero.
–¿Nunca hiciste un desnudo?
–Jamás.
–Te lo propusieron más de una vez, imagino.
–¡Me quisieron desnudar millones de veces! Pero mi carrera nunca estuvo orientada a ser una sex symbol. Hice fotos sensuales, aunque siento que nunca mostré de más. Además, no me gusta posar con cara de “comeme”. Quizá sea por eso que tengo mucha complicidad con las mujeres, que nunca me vieron como una rival. Ellas me respetan y me quieren, porque me casé con el hombre que quise, y no con el que alguien me dijo o con el que “tendría” que haberme casado. Nunca especulé con eso. Amo a mi hombre. Tengo 23 años y me animé a casarme. Saben que nunca hice nada raro para llegar adonde estoy.
–Ni siquiera un escándalo.
–¡No me gustan los escándalos! Alguna vez, cuando trabajé como vedette, me tiraron mala onda, me buscaron... Pero jamás me enganché. Si tengo un problema, lo aclaro fuera de cámara. No te confundas: se puede hacer una carrera sin escándalos y sin mostrar el cuerpo.
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La casa no está en orden. En honor a la verdad, en el hogar de los Sibara reina el caos. “Estamos en obra”, dice la artista de Multitalent. Quieren ampliar la cocina, nivelar los pisos, modificar la habitación principal, reforzar el entrepiso que se extiende sobre el comedor... Cuando la remodelación esté terminada, en la planta baja funcionará una productora. Y arriba, en la planta alta, habrá un restaurante con cartel de “Atendido por sus propios dueños”. Antes de comenzar la segunda y última parte de la entrevista, Emilia dice que tiene programado un viaje por Medio Oriente, a fin de comprar los muebles para su emprendimiento gastronómico.
–¿Y Hollywood? Leí que soñás con trabajar en los Estados Unidos.
–Y... ¡soñar es gratis! (ríe). Soy ambiciosa. Me encantaría trabajar en Europa y en los Estados Unidos. Si uno es talentoso, no se encasilla, no se pone límites. Tengo puesto el foco en perfeccionar lo que tengo adentro, sin perder la frescura. Yo camino hacia adelante aunque enfrente tenga una pared. Las oportunidades aparecen y quiero estar preparada para cuando lleguen.
–Evidentemente, te enganchaste con El secreto.
–(Ríe) Siempre pensé así. Cuando leí El secreto dije: “Esto es lo que pensé durante toda mi vida”. Creo que los que se sientan a esperar que sus sueños se hagan realidad son eternos soñadores. Si deseás algo, tenés que ir a buscarlo. Es lo que yo hago cada día.
Fuente: gente.com.ar

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